México es considerado uno de los países más peligrosos para los periodistas, según el informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF). El país ocupa el puesto 121 de 180 en el índice de libertad de prensa, colocándolo en la «zona roja», donde la situación se describe como grave. Los periodistas en México enfrentan amenazas constantes, y muchos han sido asesinados en los últimos años debido a la falta de medidas de protección por parte del gobierno. Desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia en 2018, la situación no ha mejorado de manera sustancial.
Un Entorno Político de Hostilidad hacia la Prensa
La violencia contra los periodistas en México no solo es resultado de la actividad del crimen organizado o de conflictos locales, sino que también se ve alimentada por un entorno político cada vez más hostil. El propio presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha adoptado una postura confrontativa hacia los medios de comunicación, contribuyendo a la desacreditación de los periodistas. Su programa semanal, «¿Quién es quién en las mentiras de la semana?«, es un espacio donde el presidente señala a medios y periodistas que, según él, difunden información errónea o parcial, lo que crea un clima de desconfianza y animadversión hacia la prensa.
A lo largo de su mandato, López Obrador ha acusado a los periodistas de servir a intereses privados y políticos, tachándolos de «parciales», «injustos» e incluso de «corruptos». Esta retórica ha tenido un impacto negativo en la percepción pública de los medios y ha fomentado una cultura de desprestigio. Al mismo tiempo, los periodistas críticos con el gobierno han sido blanco no solo de críticas, sino también de amenazas e incluso violencia.
Impacto Político y Social
Este entorno de hostilidad tiene profundas implicaciones políticas. En un sistema democrático, la prensa juega un papel fundamental como contrapeso al poder y como defensora de la transparencia y la rendición de cuentas. Al desacreditar a los periodistas, el gobierno socava la función de los medios como un actor independiente y crítico. Esto puede debilitar las instituciones democráticas, ya que limita el acceso a una información imparcial y de calidad, y restringe el debate público informado. Además, la retórica del presidente parece haber validado, al menos simbólicamente, la violencia contra la prensa, al no condenar de manera firme los ataques contra periodistas y al minimizar la importancia de los medios independientes.
Los asesinatos de periodistas, como el reciente caso de Alejandro Alfredo Martínez Noguez, no solo son tragedias individuales, sino que reflejan una crisis institucional más profunda. Martínez Noguez, quien fue asesinado el 4 de agosto de 2024 después de cubrir un reportaje para su medio “El Hijo del Llanero Solititito” a pesar de estar bajo protección policial, es uno de los muchos ejemplos de cómo la falta de acción gubernamental eficaz perpetúa la impunidad. La incapacidad del Estado para garantizar la seguridad de los periodistas y llevar a los responsables de estos crímenes ante la justicia es una señal de debilidad institucional que impacta la legitimidad del Estado en la defensa de los derechos humanos.
El director de Reporteros Sin Fronteras para América Latina, Artur Romeu, lo expresó de manera clara:
«La violencia contra los periodistas en México sigue sin tener parangón. (…) Numerosos factores explican esta realidad, pero la incapacidad del Estado para acabar con la impunidad de estos crímenes es determinante.»
El Desafío para el Gobierno de Claudia Sheinbaum
Con la llegada al poder de Claudia Sheinbaum el 1 de octubre del 2024, se espera que se adopten nuevas políticas para mejorar la situación de la libertad de prensa en el país. Sheinbaum ha prometido abordar la violencia contra los periodistas y garantizar su seguridad, pero enfrentará grandes desafíos para cumplir con estas promesas. El entorno político heredado de López Obrador, caracterizado por la desconfianza y el enfrentamiento con los medios, será un obstáculo importante.
Uno de los primeros desafíos para el nuevo gobierno será demostrar un compromiso real con la protección de la prensa. Esto implica no solo aumentar las medidas de seguridad para los periodistas en riesgo, sino también tomar medidas concretas para investigar los crímenes cometidos contra ellos y acabar con la impunidad. Además, Sheinbaum deberá trabajar en cambiar la narrativa hostil que ha prevalecido en los últimos años, fomentando una relación más constructiva entre el gobierno y los medios.
La Prensa como Pilar de la Democracia
La libertad de prensa es un pilar fundamental en cualquier democracia, y su protección es esencial para garantizar el derecho a la información y la rendición de cuentas. En México, los desafíos para preservar este derecho son inmensos. La retórica hostil de López Obrador hacia los medios, sumada a la incapacidad del Estado para proteger a los periodistas, ha llevado a una crisis que pone en riesgo tanto a los periodistas como al funcionamiento adecuado de la democracia.
La llegada de Claudia Sheinbaum al poder ofrece una oportunidad para corregir el rumbo. Si bien el camino será difícil, su compromiso con la protección de la prensa y la eliminación de la impunidad será clave para garantizar un entorno más seguro para los periodistas y fortalecer la democracia en México.
Desde Free Press Alliance, mantenemos la esperanza de que estos cambios se materialicen y que el nuevo gobierno priorice la seguridad de los periodistas. Solo con medidas efectivas y una verdadera voluntad política será posible crear un entorno donde los medios de comunicación puedan ejercer su labor sin miedo, contribuyendo así a una democracia más sólida y transparente.
image sources
- Mexico’s President Lopez Obrador Daily Morning Conference: https://depositphotos.com/photos/andres-manuel-lopez-obrador.html?filter=all&qview=671713334