Protestas en Nepal: periodistas heridos y medios atacados

हिमाल सुवेदी, CC BY-SA 4.0 , via Wikimedia Commons
El lunes 8 de septiembre, Nepal fue sacudido por masivas protestas tras la decisión del gobierno de prohibir varias de las principales plataformas de redes sociales. Lo que comenzó como manifestaciones pacíficas, en su mayoría lideradas por jóvenes en las principales ciudades del país, escaló rápidamente hacia la violencia.

En Katmandú, los manifestantes incendiaron el edificio del Parlamento, dejando al menos 19 muertos y más de 400 heridos. El primer ministro K.P. Sharma renunció al día siguiente y la prohibición fue levantada el 9 de septiembre. Sin embargo, las protestas continuaron, con los manifestantes atacando edificios gubernamentales y a ministros.

Los medios de comunicación también fueron blanco de ataques. Manifestantes incendiaron las oficinas de Kantipur Media Group, que opera estaciones de televisión, radio y el periódico Annapurna Post. Los incendios obligaron a varias emisoras a suspender transmisiones. Thiralal Bhusal, editor de noticias de The Kathmandu Post, confirmó que el personal trabajaba de forma remota mientras el sitio web permanecía fuera de línea. Por su parte, Ramkala Khadka, coordinador de noticias del Annapurna Post, señaló que tanto la edición impresa como la digital habían sido interrumpidas.

Periodistas que cubrían las protestas también resultaron heridos, lo que aumenta las preocupaciones sobre la libertad de prensa. Al menos cuatro reporteros fueron alcanzados, entre ellos Dipendra Dhungana, fotoperiodista de Naya Patrika, quien recibió un disparo de bala de goma en el cuello por parte de la policía. Umesh Karki, fotógrafo de Nepal Press, y Shyam Shrestha, camarógrafo de Kantipur TV, también fueron alcanzados por balas de goma, mientras que Barsha Shaha, fotoperiodista de Deshsanchar, resultó herida por piedras lanzadas durante las protestas.

Estos ataques ponen de relieve los crecientes riesgos para los periodistas que informan sobre la agitación política en Nepal, donde tanto los medios de comunicación como los reporteros en primera línea enfrentan amenazas directas a su seguridad y a su capacidad de ejercer su labor.

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