Cubrir temas difíciles como la guerra, el trauma, los accidentes o los asesinatos puede representar un desafío significativo para la salud mental de los periodistas. Muchos de quienes eligen esta profesión son conscientes de esos riesgos desde el principio. Sin embargo, el periodismo suele idealizarse como una vocación basada en la búsqueda de la verdad y el servicio público, dejando poco espacio para reconocer su costo emocional. Detrás de las firmas y las noticias de última hora, muchos periodistas enfrentan en silencio el estrés, el agotamiento y el trauma, una realidad que merece mayor atención y una discusión abierta dentro de la industria.
El periodismo como trabajo de alto riesgo
El periodismo en primera línea es una tarea difícil, ya que los reporteros que cubren guerras, desastres, crímenes o represión política enfrentan los mismos riesgos psicológicos que los que lo viven de primera mano. Imaginemos esto: son las tres de la madrugada. Una reportera recibe un aviso sobre un accidente con múltiples víctimas. Conduce a toda velocidad hasta el lugar. Se recuperan cuerpos. Las familias lloran. Sirenas y caos. Ella toma notas, graba declaraciones, toma fotografías, filma. Horas después regresa a casa, conmocionada. Duerme con dificultad. La imagen se repite en sus sueños. Semanas más tarde, en reuniones internas, sus colegas le dicen que debería “superarlo”, que cubrir historias traumáticas “es parte del trabajo”.
Días como ese, uno tras otro, se acumulan. El costo emocional rara vez se reconoce.
El costo silencioso del trauma y el agotamiento
En los últimos años, una creciente cantidad de investigaciones ha demostrado que el periodismo conlleva riesgos significativos para la salud mental, mucho mayores de lo que muchos dentro y fuera de la profesión imaginan. Sin embargo, como ya se mencionó, el trauma y el agotamiento asociados a este trabajo suelen permanecer ocultos o reprimidos.
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La exposición al trauma es generalizada. Los estudios indican que hasta el 95 % de los periodistas han estado expuestos a eventos potencialmente traumáticos, como presenciar muertes, lesiones o violencia, o recibir amenazas contra ellos o sus familias. (ISTSS-Research-Brief-Journalists-and-Trauma.FINAL_.pdf)
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El TEPT, el agotamiento y la depresión son comunes. Un estudio a gran escala con 684 corresponsales de guerra encontró niveles significativos de síntomas de trastorno por estrés postraumático (TEPT), incluidos recuerdos intrusivos, evitación e hipervigilancia. De manera similar, los periodistas que cubrieron repetidamente la pandemia de COVID-19 mostraron un aumento del malestar psicológico y síntomas relacionados con el trauma. (Symptoms of PTSD in Frontline Journalists: A Retrospective Examination of 18 Years of War and Conflict – Anthony Feinstein, Jonas Osmann, Viral Patel, 2018)
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El acoso en línea y la lesión moral se suman a las amenazas. Una investigación con periodistas canadienses reveló que el abuso digital frecuente se correlaciona fuertemente con mayores tasas de ansiedad, depresión, TEPT y lesión moral. (An examination of psychological distress and moral injury in journalists exposed to online harassment – PubMed)
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El género, la raza y la identidad influyen en la vulnerabilidad. Las mujeres periodistas, los periodistas racializados y quienes informan desde zonas de conflicto o bajo amenaza enfrentan riesgos multiplicados, no solo por la violencia, sino también por el acoso y la discriminación sistémica. (Most Female Journalists Have Experienced Intimidation, Abuse)
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Los factores organizativos y culturales agravan los problemas. Las largas jornadas, los plazos ajustados, la falta de apoyo gerencial, la escasa formación y el estigma persistente en torno a la salud mental aumentan la probabilidad de sufrir daños psicológicos graves. (Covering traumatic news stories: Factors associated with post-traumatic stress disorder among journalists – PubMed)
Por qué la salud mental es un tema de libertad de prensa
El trauma y el agotamiento no tratados tienen consecuencias que van más allá del individuo: afectan la integridad del periodismo mismo. Cuando los problemas de salud mental no se abordan, provocan deserción profesional, autocensura y debilitamiento del rol del periodismo como vigilante democrático. Por eso, la salud mental no es un asunto privado, sino un pilar fundamental de la libertad de prensa.
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Se resiente la credibilidad y la profundidad de la cobertura. Los periodistas que lidian con trauma o agotamiento pueden autocensurarse, evitar ciertos temas o simplificar historias complejas. Precisamente las coberturas sobre conflicto, corrupción o injusticia, las más necesarias, se vuelven más superficiales o desaparecen.
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Aumentan la rotación y la deserción. Cuando los periodistas no pueden manejar el estrés crónico o el trauma, muchos abandonan la profesión. Esto provoca la pérdida de experiencia, especialmente en áreas especializadas como la investigación o la cobertura de conflictos, debilitando la capacidad de los medios para fiscalizar al poder.
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Está en juego la confianza pública. Los reporteros sobrecargados o sin apoyo cometen más errores, recurren al sensacionalismo o se desconectan emocionalmente. A medida que la calidad del periodismo cae, también lo hace la confianza ciudadana.
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Se intensifican los dilemas éticos. Los periodistas enfrentan decisiones morales complejas: cómo representar el sufrimiento, proteger a las fuentes o equilibrar el derecho a la información con el daño potencial. Sin apoyo, son más vulnerables a la lesión moral, marcada por culpa, vergüenza o sentimientos de traición.
Estigma y silencio en las redacciones
Desde el corresponsal de guerra que omite escenas de abuso porque no puede revivirlas, hasta la reportera que evita cubrir violencia sexual por miedo al acoso en línea, o la redacción que calla sobre el estrés y el trauma por temor a parecer “débil”, todos estos casos reflejan un problema estructural más profundo.
En muchas redacciones, la dureza y el desapego emocional siguen considerándose rasgos de profesionalismo. Admitir que algo te afecta todavía se percibe como incompetencia en lugar de humanidad. Sin reconocimiento ni apoyo institucional, los periodistas deben sobrellevarlo en silencio. Este estigma persistente no solo daña a las personas, sino que debilita la resiliencia colectiva de la profesión. Romperlo es esencial para construir redacciones más sanas, donde el cuidado y el coraje puedan coexistir.
Construir un periodismo sostenible
¿Cómo sería la industria periodística si asumiera la salud mental como algo esencial? La respuesta es clara: cuidar el bienestar psicológico de los profesionales de los medios no es un acto de caridad, sino un requisito para la sostenibilidad e integridad del periodismo.
- Formación informada sobre el trauma: Los periodistas de todos los niveles deben recibir capacitación para reconocer signos de trauma, aplicar técnicas básicas de autocuidado y gestionar la exposición a contenido perturbador.
- Políticas organizacionales: Los medios deben establecer marcos que garanticen seguridad emocional, como sesiones de debriefing tras coberturas traumáticas, acceso a profesionales de salud mental, condiciones laborales flexibles y licencias de recuperación cuando sea necesario.
- Redes de apoyo entre colegas: Crear sistemas internos o interredaccionales de apoyo permite compartir experiencias sin juicio, ofrecer mentoría y procesar colectivamente el trabajo difícil. La evidencia muestra que el apoyo entre pares y el reconocimiento editorial pueden mitigar el impacto del trauma. (Tackling the emotional toll together: How journalists address harassment with connective practices – Anu Kantola, Anu A Harju, 2023)
- Compromiso de liderazgo: Editores, dueños de medios y departamentos de recursos humanos deben tratar la salud mental como un componente central del periodismo sostenible, reflejando esta prioridad en presupuestos, cultura y tiempos de trabajo.
- Reducción del estigma: Se debe fomentar el diálogo abierto sobre salud mental y normalizar la búsqueda de ayuda, protegiendo a quienes se pronuncian sobre sus dificultades de posibles repercusiones laborales.
- Enfoque especial en grupos vulnerables: Mujeres, periodistas de comunidades marginadas, freelancers y quienes reportan desde zonas de conflicto enfrentan desafíos únicos. Las políticas deben atender sus vulnerabilidades con medidas específicas.
Conclusión
A veces pienso en cómo cada historia se lleva algo de quien la cuenta. Ser testigo del dolor, la injusticia o la pérdida deja huella. Se enseña a los periodistas a mantenerse al margen, pero la verdad es que nadie sale ileso de lo que ve.
El periodismo es esencial: fiscaliza al poder, revela verdades ocultas y da voz a quienes no la tienen. Pero también exige un precio emocional. Si no reconocemos ese costo, si no apoyamos a quienes lo pagan ni creamos entornos que protejan no solo la historia, sino también al narrador, el periodismo corre el riesgo de volverse insostenible, no solo para quienes lo ejercen, sino para las sociedades que dependen de él.
Cuidar la salud mental no es un acto de indulgencia; es un acto de preservación: de los periodistas, de la verdad y de la democracia misma.
Referencias
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Feinstein, A., Owen, J., & Blair, N. (2002). A hazardous profession: War, journalists, and psychopathology. American Journal of Psychiatry, 159(9), 1570–1575. https://doi.org/10.1176/appi.ajp.159.9.1570
International Society for Traumatic Stress Studies (ISTSS). (2024, septiembre). Journalists and trauma: Understanding risk, resilience, and recovery. https://istss.org/wp-content/uploads/2024/09/ISTSS-Research-Brief-Journalists-and-Trauma.FINAL_.pdf
McMahon, C., & Riedl, M. J. (2021). Online harassment of journalists: The role of organizational support in mitigating harm. Journalism, 23(11), 2298–2315. https://doi.org/10.1177/14648849211055293
Plaisance, P. L., & Skewes, E. A. (2003). Personal and professional dimensions of newswork: Exploring the link between journalists’ values and roles. Journalism & Mass Communication Quarterly, 80(4), 833–848. https://doi.org/10.1177/107769900308000406
USC Suzanne Dworak-Peck School of Social Work. (2023, julio 7). Uncovering the overlooked mental health crisis affecting American journalists. https://dworakpeck.usc.edu/news/uncovering-overlooked-mental-health-crisis-affecting-american-journalists